jueves, 26 de septiembre de 2013

Ausencia

Hace tiempo mandé una carta que nunca me fue respondida. En ella planeaba declarar mi amor, pero no lo hice por temor a no recibir respuesta. Y aún así no la obtuve. En cambio, yo me quedé con todas esas palabras cursis y amorosas atrapadas por debajo de mi piel. Esa piel que lleva meses sin ser vista, esperando una reacción que, al igual que la carta, no llegará. Siempre hay una primera vez para todo y esta fue la mía: la primera vez que me enamoro de alguien que no me corresponde. Alguna vez tenía que pasarme y me congratulo de la experiencia, porque ahora sé lo que se siente, pero de lo que no me siento afortunada es de mi reacción. Me anulé por completo como un erróneo acto de amor. En mi confusión, decidí adecuarme al rechazo, a la invisibilidad, porque no supe separar una amistad del legítimo deseo de compartirme con alguien. Y entonces me privé de escribir sobre la jocosa concupiscencia, sobre el amor, sobre mi deseo, sobre mi cuerpo, me privé para no sentir. Me hice invisible para el resto y así lo fui para mí también. Y ahora que me recuerdo, me doy cuenta de cuánto me he extrañado. Hoy estoy aquí de nuevo, sacudiéndome la polvadera, que en muchas partes ya se hizo cochambre. Mi cuerpo me lo pide y yo ya no estoy dispuesta a ignorarlo más.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

¿Será?

Existe el sexo con amor Existe el sexo sin amor Existe el sexo por placer Pero... ¿Existe el amor sin sexo?

domingo, 21 de octubre de 2012

Hagamos el amor, mirémonos

Es inevitable. Sabes que me tienes. Basta que me mires, con que te responda la mirada, lo sabes. Baila con ella, corazón, mientras yo lo hago con él. Adelante, gózala, acariciala, pasa tus dedos entre su cabello. Acá, él disfruta meter sus manos en los míos, me los jala para mirarme. Mírala como a mí. Hazlo, inténtalo. Luego voltea y búscame, allí estoy, obsevándote, mientras me acarician. Así, de frente es mejor. Veo cómo me miras y lo siento, es ese fuego que tenemos, que avivamos con una mirada, con nuestros ojos que como oxígeno llegan para aumentar la intensidad de esa flamita tan pequeña que ha quedado latente, negada a desaparecer. Podría seguir acercando mis caderas a las de él, para que observes, para que te deleites, velo, eso solía ser tuyo. Tú decides besar su cuello para luego, libremente, levantar la visión y fijarla en mí, sí, sigo allí. Yo podría seguir hablando en silencio contigo, sé que tú también, pero ella te lleva, te quiere, sin embargo yo, corazón, te deseo, completito, como antes. Adelante, vete. Mientras subes cada escalón te observo, lo sabes. Bebo de esa botella cuyo contenido me servirá para olvidarte. Bebo y subes. De repente, te detienes, volteas y me miras. Yo te observo con esa mirada lujuriosa que tanto te gusta. Te sonrío traviesa, "adelante, te doy mi bendición, disfrútala" Me señalas, pretendes indiferencia pero tus dedos se dirigen a mí, me lo dices "Es por ti". Vete con ella, cariño, tócala, penétrala. Que yo, esa noche, ya te he cogido.

viernes, 3 de febrero de 2012

Historia pasada

"No gracias, pero usted es un hombre que puede causarme muchos problemas"

Si todo hubiera comenzado así...

domingo, 1 de enero de 2012

Presagios

Hace años lo vi de lejos y entonces lo supe. Sería para mí... en algún momento.
Las circunstancias para confirmar mis sospechas no se prestaron antes, aunque por una u otra razón nosotros coincidíamos: en la casa de mi abuela, en el carnaval, en las fiestas del pueblo, en sus calles, pero pasaron los años y yo no lograba que se percatara de mi presencia. Me resigné.
Fue en el mes de abril de este año cuando algo pasó que me vio. Estaba sentada en la entrada de esa papelería, observando nerviosa a mi alrededor, esperando llamar la atención de un hombre que me había roto el corazón. Para eso, aquel día vestí una blusa de manta blanca que descubre mi cuello y parte de mi pecho, gracias a ese escote redondo, además, el calor intenso de la primavera me obligó a amarrar por completo mi cabello, pero eso sí, con un flequito de lado.
De pronto, de entre la mucha gente que estaba frente a mí, entró y sin mediar me preguntó con esa voz pausada suya "Tu qué onda,¿quién eres?" Mis sospechas comenzaban a tomar forma. No platicamos mucho, pero lo necesario para que supiera que soy la prima de su amigo y que, por supuesto, soy la advenediza.
Esa noche mis besos y mis manos no fueron suyas, sino de aquel ingrato.
Sin embargo, desde entonces platicamos por el feis, fuimos cómplices, me conectaba sólo para encontrarlo y fantasear cómo sería el día que nos encontráramos. "Te veré y sabremos lo que nos pasa"
No lo pudimos evitar y vi de reojo el amanecer del último día del año porque sólo nos besábamos y nos seguíamos besando.

Sabía que pasaría desde la primera vez que lo vi.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Jerarquía

Afuera lluvioso, nublado, risas, pláticas y música de fondo.
Adentro tú y yo, como antes, como siempre desde que nos conocimos, cuando tenía 16.
La distancia no nos cambió, lo supe cuando me besaste y te acostaste sobre mí, cuando tus manos tentaron esos altillos corporales que, bien sabes, te esperan todo el tiempo.
La casa de campaña que estrené en una peregrinación religiosa, nos acogió para cogernos y recordarnos que seguimos ahí, a pesar del tiempo.
Nuestra química es difícil de explicar, pero cómo hacerlo si mi boca te hablaba con ese lenguaje fálico, mientras la tuya me respondía labio... a labio...
No es necesario confesar el pecado cuando lo vivimos gustosos, yo como la Lilith que prefiere no sólo estar arriba, sino también darte la espalda, y tú como el poliamoroso que comparte su amor más allá del viejo continente.
Mi corazón probó otro amores y aún así el tuyo permanece, indeleble al parecer, delicioso.
Inevitablemente enardeció el sol al día siguiente y entonces nos descubrió húmedos, sudorosos en cada poro, nuestras caricias nunca se habían deslizado con esa facilidad. Mi cabello largo escurría sudor mientras te engolosinabas con mis caderas que se apretujaban contra tu vientre. Tu cara, la puedo imaginar.
Llegaste de nuevo para dejar tu huella, no me lo dices, pero sé que fantaseas con esa jerarquía tuya sobre otros. Entre los dos no hay estratagemas, debes saber que ya no eres más que ellos, es sólo que realmente disfruto nuestra desobediencia, nuestra libertad.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Aromas

Hoy ninguno de mis amantes podría reconocerme ni quererme, simplemente porque no huelo a mí...

huelo a rosas