viernes, 12 de agosto de 2011

Antojitos

Algún te cocinaré de nuevo. Serás sólo para mí, como cuando me querías.
Comenzaría por desvestirte, claro,la camisa primero, unos mordiscos por aquí, otros por allá, con ese salado sabor de tu piel que se enchinaba al sentir mis labios sobre ella “piel de gallina” -no, de gallo- pensarías tú.
Mis manos palpando tu piel, apretujándola para suavizarla, entibiándola.
Bajaría lento para entonces ver cómo desabrocho tu cinturón y, de reojo, ver tus ansías diciendo en voz baja -pruébame-
Sí, repasaría tus muslos blandos y morenos, esas piernas delgadas que tanto rechazaba en otros hasta que te conocí. Tu trasero escaso, pero mío, mío, en esa acto de canibalismo puro. Yo, tan llena de amor por tí.
No tardaría en probarte, lo sabes bien . Tú caliente, como me gustas, en tu punto...y yo, agradeciendo que desearas esa comunión tanto como yo.
Succionaría tu energía, tus ganas, tu esencia. Te succionaría a placer, con alguna caricia húmeda que te dijera -te estoy amando, te amo-. Bien podrías entender mi lenguaje y me observarías, quizá en un acto de sobrevivencia tomarías mi cabello en tus manos, obligándome a ver tu rostro -observa, observa a quien devoras, recuérdame-
No corazón, mis ojos no te reconocerían en ese momento sagrado, sólo tu sabor en mi lengua lo haría.
Lento, para disfrutarte mejor. Lento, para saborearte.
No lo dudo, tú querrías más, es que, mi amor, siempre te olvidas de ti, no te importa que sólo queden pedazos, parece que me ruegas que te ingiera.
Bien lo sabes, te daría el gusto. Me agitaría para fingir que evito tu escape, hasta que te tuviera de un sólo bocado. Y entonces, terminarías en mí, completo, débil, frágil, suculento.
Yo,satisfecha. Saciada.

Ten cuidado...

traigo antojo