viernes, 11 de diciembre de 2009

Brujería

Estoy bajo el más cruel de los hechizos, uno de esos que provocan un dolor ligero, pero constante; de esos que se aferran a su víctima y le impiden imaginar, tan sólo, que puede compartir.
Desconozco quién puede odiarme tanto para conjurar una brujería de tal magnitud, evidentemente tampoco sé las razones, pero las que fueran son lo bastante poderosas que han hecho de éste, un pesar largo, que no vislumbra fin.
¿Qué me han hecho? Me han quitado toda posibilidad de querer y ser querida, no sé si para siempre y no sé qué debo hacer para romper el maleficio, lo único certero es que las personas que he querido, he deseado, he tenido ya no están, han desaparecido de una forma rápida y misteriosa: sin previo aviso, sin un adiós, sin un quizá, sin nada. Simplemente se van.
La primera vez fue lo normal, la segunda vez algo molesto, la tercera algo inevitable, la cuarta algo incomprensible, la quinta algo esperado, la sexta aún no encuentro la razón, la séptima fue un alucine, la octava un grave error y la novena ni siquiera se dio, antes de que eso ocurriera se fue.
Debo comentarlo, tengo sospechas de quién o cuándo pudo comenzar eso, pudo ser hace siete años cuando besé al hombre equivocado o hace cinco cuando, por seguir besando al hombre equivocado, rompí el corazón del correcto. Y no es precisamente que ese buen hombre, al que dejé sin más, haya querido regresarme todo ese dolor, lo dudo, pero comienzo a creer que alguna fuerza extraña lo hizo por él.
¿Hasta cuándo sucederá esto?¿qué debo hacer para romper el maleficio?

Quién me quería ver sufrir lo ha logrado, regocíjate pues.

...

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Pero te advierto, no he desaparecido, sigo aquí y seguiré de pie.